Cuentan las historias, que un día cualquiera empezó a llover hojas de papel,
hojas blancas, hojas teñidas de polvo, hojas arrugadas por el agua,
rompecabezas de pedazos de papel, por días no dejaron de caer hojas,
llueve por todas partes, cubren techos, autos, caminos, árboles, todo se convierte en una alfombra de papel,
pocas personas se acercaron a recogerlas, solo las arrastraban con el pie, con una escoba o dejaban simplemente que el viento se las lleve.
Nadie se preguntó de donde venían, el origen de cada hoja era desconocido,
dicen algunas historias que cada cierto tiempo las hojas llegaban con letras,
todas las letras formaban palabras y al unirlas decían algo que parecía importante,
igual siempre fue ignorado ya que la cantidad de papel regado era demasiado y nadie quería tomarse el trabajo de recogerlas.
Ya acostumbradas las personas, con el tiempo este fenómeno era normal, las dejaban caer libremente y convivían con todas las hojas de papel, simplemente las ignoraban.
Hombre de papel, nadie leyó tus letras, nadie supo que querías decir, nadie tomó tiempo para saber donde estabas, tus letras se las llevó el viento, tu cuerpo se deterioró con la espera, aún estás inmóvil en contra al viento esperando que tu última hoja vuele y que algún día sea leída.
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